lunes, julio 04, 2011

Una lapicera y un bastón


Una lapicera y un bastón
Especialmente dedicado a los personajes de mis tantos libros
De Cris Sousil 04.07.2011

Desde chica tuve inclinación a las "letras", empecé a escribir mis poemas de niña enamorada a los doce años, la vocación no pasó, traspasé la fase, salté de tema, y seguí cada vez más íntima de la escrita.
Me metí a cursos para perfeccionar técnica, hacer publica mis voces, leer y escuchar... fui destaque en algunos, una más en otros, desfruté.
La pasión literaria me llevó a la carrera de Lenguas, época que, irónicamente, poco escribí, mucho leí.
Descubrí pronto que el mundo de las publicaciones era una farsa - pagás, sos publicado - no importa si buenos o malos vocablos.
Paseé con mis letras por las calles ruidosas (pero muy muy placenteras) de la maquina de escribir y por las rutas infinitas de la era digital.
Escribí muchos poemas, algunos merecedores de aplausos, otros del tacho de basura. Algunos cuentos que no lograron ser grandes como en mi mente y romances que nunca llegaron al fin.
Cuando adolescente, gateando entre letritas todavía, me convencí que para escribir un gran romance era necesario vivencia. ¿Cómo podría yo una ingenua chica de 14 años narrar cosas que apenas soñaba vivir un día? Eso me dio sed de vida, casi una vampira en potencial caminando días y noches sedienta de... vida.
Años pasaron, me escapé de mis castillos, fui para lejos y viví tan intensamente que parecía haber descubierto un cáncer y estar luchando contra él, contra el reloj, contra todo lo que fuera "tranquilidad"... viví la vida en poesía y gocé gocé gocéééé y escribí escribí escribí... quizás mis mejores poemas.
Viví romances pero no... no di letras a ninguno.
Entonces pienso: todavía estoy en proceso.
Y reflexiono: quizás un día, un bastón y una lapicera, campo y letras, entonces al fin voy a parir mi libro.
Vuelvo a pensar y sé... aunque del futuro nada se sabe... yo sé o pienso saber que no plantaré un árbol, lamentablemente no tendré un hijo, y en definitivo, no escribiré un libro
Tal conclusión no está hecha de pesimismo tampoco traduce una idea que me haga sufrir horrores porque también sé que SI, los viviré, sin temor… yo viviré mis propios libros.


Uma caneta e um bastao Especialmente dedicado aos personagens de meus livros de Cris Sousil 04.07.2011

Desde pequena tive inclinacao às “letras”, comecei a escrever meus poemas de menina apaixonada aos doze anos, a vocacao nao passou, ultrapassei a fase, saltei de tema, e segui cada vez mais íntima da escrita.
Me metí a cursos para aperfeicoar técnica, fazer pública minhas vozes, ler e escutar... fui destaque em alguns, uma a mais em outros, desfrutei.
A paixao literária me levou à carreira universitária de ¨Letras”, época que, ironicamente, pouco escrevi, muito li.
Descubrí logo que o mundo das publicacoes era uma farsa- pagou, é publicado - nao importa se bons ou maus vocábulos.
Passeei com minhas letras pelas ruas ruidosas (mas muito prazerosas) da máquina de escrever e pelas estradas infinitas da era digital.
Escrevi muitos poemas, alguns merecedores de aplausos, outros do cesto de lixo; alguns contos que nao conseguiram ser grandes como em minha mente e romances que nunca chegaram ao fim.
Quando adolescente, engatilhando entre letrinhas ainda, me convenci que para escrever um grande romance era necessário vivência... Como poderia eu uma ingênua menina de 14 anos narrar coisas que apenas sonhava viver um dia? Isso me deu sede de vida, quase uma vampira em potencial caminhando dias e noites sedenta de... vida.
Anos pasaram, me escapei de meus castelos, fui para longe e vivi tao intensamente que parecia ter descuberto um cancêr e estar lutando contra ele, contra o relógio, contra tudo o que fosse “calmaria”... vivi a vida em poesía e gozei gozei gozeeeeiii e escrevi escrevi escreeeviii... talvez meus melhores poemas.
Vivi romances mas nao... nao dei letras a nenhum.
Entao penso: ainda estou no proceso.
E reflito: talvez um dia, uma bengala e uma caneta, campo e letras, entao enfim vou parir meu livro.
Volto a pensar e sei... embora do futuro nada se saiba... eu sei ou penso saber que: nao plantarei uma árvore, lamentavelmente nao terei um filho e, em definitivo, nao escreverei um livro.
Tal conclusao nao está feita de pessimismo tampouco se traduz em uma idéia que me faca sofrer horrores porque também sei que SIM, os viverei, sem temor... eu viverei meus próprios livros.

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